Los cambios son procesos vitales que siempre y en toda circunstancia producen inquietud. Trabajos, negocios, pareja, vivienda… en todos y cada uno de los campos procuramos la estabilidad y cualquier factor que altere ese status quo va a ponernos en situación de alarma. No estamos listos para encarar el cambio; nuestra tendencia natural es la resistencia y, con ella, un intento de retorno agobiado a lo que llamamos “normalidad”.
Mas el cambio siempre y en toda circunstancia estará presente y, en muchas ocasiones, llegará de forma inopinada. Para ejemplo, la pandemia, una situación excepcional y también imprevisible que ha provocado un cataclismo social y económico. La crisis del coronavirus ha impuesto cambios radicales en la manera de administrar las empresas; el día de hoy, más que jamás, se impone un análisis a fondo del ambiente, de los procesos productivos y de la cadena de valor, entre otros aspectos. Y eso requiere un esmero extra que muchas empresas, por si acaso solas, son inútiles de encarar.
En este contexto de inestabilidad, cobra singular relevancia el entrenamiento. Contar con de un equipo de consultores externo, que sepa establecer unas pautas de análisis y trabajo, va permitir administrar el cambio de forma más eficaz. Es la mejor herramienta para enfrentar una “anormalidad” que ha llegado para quedarse.
Resistencia al cambio, ¿de dónde viene?
Un primer paso en la tarea de asesoramiento va a consistir en determinar el origen de esa tendencia al conservadurismo. El cambio produce temor y dudas mas, ¿por qué razón?
Son múltiples los factores que abonan esas resistencias. El primero, el miedo a la propia incapacidad, a pensar que no estamos listos para enfrentar nuevos desafíos. Otros elementos pueden ser una resistencia a reconocer la necesidad de cambio, no saber acotar o bien identificar prioridades o bien ignorar las consecuencias de ese cambio. Identificar las resistencias y hacerlas conscientes servirá para crear una base sobre la que trabajar. Desde ahí, se marcha a establecer una activa de refuerzo apoyada en la capacitación, con el propósito de quitar barreras y abrir el camino a la renovación.
En ese proceso, jugará un papel protagonista el personal directivo. A veces, se alteran sistemas productivos y estructuras de administración sin trabajar afondo la actitud de los líderes. En todo proceso de cambio, los primeros que tienen que medrar en confianza son los directivos, pues de ellos dependerá la motivación del personal y el éxito en la implementación de los nuevos modelos de administración.
Coaching: líneas estratégicas para encarar el cambio
Cada empresa va a concretar una línea de entrenamiento diferente, por el hecho de que las estructuras son distintas y por el hecho de que cada negocio tiene una experiencia propia en lo que se refiere a percepción de ganancias, valores o bien perspectivas de futuro. La tarea del entrenador será acompañar al usuario en todo el proceso de cambio, mas su función no termina acá. Muy frecuentemente, va a ser preciso asistir a las compañías a reinventarse, a abrirse a nuevas posibilidades para encarar este periodo de transformación incesante.
Las líneas de trabajo del entrenador irán orientadas en múltiples direcciones: crear en el empresario un sentimiento de necesidad del cambio, establecer un buen diagnóstico de la situación, desarrollar un plan de acción, administrar resistencias y ofrecer una formación continuada para enfrentar nuevos desafíos.
Fuente de información: Desarrollo Negocio Bucal