A pesar de que la idea de que las personas no somos totalmente racionales es bien comprendida y analizada en los campos de la sicología y publicidad, aún se manifiesta como novedad en el alegato mediático cuando charlamos de economía.
La economía conductual, ha ido cobrando relevancia, primordialmente, desde dos mil diecisiete cuando el economista Richard Thales recibió el Premio Nobel, por su trabajo en cooperación con el sicólogo Daniel Kanheman.
Este evento, formó un fuerte simbolismo, una clara señal de reconocimiento con respecto a que, en suma, las personas frecuentemente tomamos resoluciones considerando reglas sociales, especulativas y de colaboración.
Las preferencias en el momento de escoger invertir en un mercado un activo, dependen del contexto en el que cada persona se halle y de los modelos mentales que cada una maneje.
Y efectivamente, la conclusión más controversial que lanzan los estudios sobre economía conductual es que: los inversores disponen de una capacidad de cálculo limitada, o sea, es imposible que puedan estar en conocimiento de todos las ventajas y de todos y cada uno de los peligros en el momento de invertir.
Lo que pasa más bien, es que escogen fuentes de información de datos en la medida de lo posible resumidas para elegir desde allá la opción que más satisface sus objetivos u esperanzas.
En este proceso, es fundamental atender a los cortes, a esos trucos o atajos mentales que asisten a facilitar la enorme cantidad de información de la que disponemos día a día.
De allá que, aparte de conocer sobre de qué forma dar los primeros pasos en trading, es asimismo esencial dar cuenta de los cortes que afectan la toma de resoluciones en el momento de invertir.
Ahora, se muestran 3 que asisten a repensar el contexto de baja que experimentan los mercados en la actualidad:
Prueba social
Refiere a imitar la toma de resolución de otros pensando que es una resolución adecuada solo por el hecho de que una enorme mayoría elige una determinada opción. En general se manifiesta cuando el inversor no tiene gran conocimiento sobre inversiones, y se deja guiar por quienes considera como autoridad. Especialistas economistas, millonarios transformados en celebridades, influencers financieros, e inclusive, personas que representan sus vínculos más cercanos a nivel sensible. El inversor se ve arrastrado por las resoluciones de esos otros sin contrastar si desee la información que estos dan.
Efecto halo
Refiere a la predisposición a enjuiciar un determinado activo o mercado financiero en razón a lo que se afirma más a menudo de él en la opinión pública, o con relación a el comportamiento coyuntural de su valor para, desde allá, crear o producir un juicio determinante.
Un caso de esto, podría ser la fuerte crítica que ha recibido el mercado de criptomonedas a lo largo de este año. Tras su muy fuerte baja en el valor, muchos celebridades han salido a declarar el derrumbe de este mercado, en tanto otros han advertido su potencial puesto que con menos espíritu a enjuiciar reconocen su corto periodo de desarrollo, y se inclinan más por la idea de que las criptomonedas son un mercado provechoso y en ajuste.
Inquina a la pérdida
Es claro que la mayor parte de las resoluciones financieras requieren aceptar un cierto grado de inseguridad. Este corte prueba que el temor a perder algo supone un incentivo mayor que la posibilidad de ganar algo de valor semejante. Esto causa que muchos inversores después de haber invertido en un mercado u activo concreto, con tal de no incurrir en pérdidas, sostengan sus inversiones con la expectativa eterna de que en algún instante se recobrarán. Y en esta espera pueden terminar perdiendo todo lo invertido. Sin tolerado desdecirse.