El único requisito indispensable para poder divorciarse es que hayan transcurrido tres meses desde que la pareja se casó cuando el divorcio sea de mutuo acuerdo. Para los divorcios contenciosos no será necesario ese plazo cuando exista un riesgo para la vida, la integridad física o moral o la indemnidad sexual del cónyuge demandante o de algún miembro más del núcleo familiar.
¿Cuáles son las causas que alegan las parejas españolas en sus procesos de divorcio?
A pesar de que el sistema sea no causal, siempre existen factores, argumentos, razones o motivos que impulsan al cese del vínculo matrimonial. A menudo estas causas aparecen de manera conjunta, no son solo individuales y exclusivas.
Por otra parte, unos motivos llevan a otros. El desgaste y la falta de comunicación están vinculados al desenamoramiento, la pérdida de confianza, la aparición de terceras personas e infidelidades. Todo ello, además, es el germen para que existan discrepancias en el estilo de vida, que cambien los valores y que aparezcan episodios de mal carácter, irritabilidad e incluso problemas para gestionar las emociones.
Otro grupo de razones que llevan al divorcio son los episodios de violencia y trato inadecuado, tanto de género como doméstica, y las adicciones, que es el caso en el que nos centramos hoy, ¿cómo afectan las adicciones a la convivencia matrimonial y familiar?
Adicciones y ruptura matrimonial
Entendemos por adicciones todas aquellas que llevan a la persona adicta a separarse de su realidad y tener una dependencia muy marcada de esa sustancia o práctica. Podemos hablar tanto de adicciones a fenómenos legales como ilegales.
La ludopatía, por ejemplo, es un problema muy grave a nivel familiar porque afecta al aspecto económico y también al afectivo, pero apostar grandes cantidades en casas de apuestas, en sorteos legales o en slots y partidas de póker, o en los juegos de Casino, es algo legal.
Las administraciones intentan ponerle freno a través de buenas prácticas de juego responsable, prohibición de la publicidad, establecimiento de locales alejados de centros escolares o advertencias sobre la peligrosidad del juego.
Aun así, muchas personas caen en infiernos de esta índole. El alcoholismo es otro problema muy grave, que puede dar lugar a situaciones de divorcio. De hecho, esta patología aparece en el apartado 4 del artículo 82 del Código Civil como causa de separación, junto con la toxicomanía y las enfermedades mentales.
En estos casos hay que tener en cuenta que no siempre la ingestión de alcohol o drogas acaba en estado patológico. En algunos casos, los jueces pueden asumirla como un motivo que fuerce el divorcio cuando la ingesta sea habitual y la persona que consume esté verdaderamente supeditada a esa sustancia.
La convivencia con una persona alcohólica, y en general cualquiera que sufra algún tipo de adicción, puede tornarse peligrosa para los miembros de la familia, por lo que por razones de estricta seguridad se puede solicitar la separación amistosa vía divorcio express, siempre que la otra parte esté conforme con las medidas adoptadas.
¿Cómo separarse de una persona adicta al alcohol?
Los divorcios y separaciones conllevan muy a menudo problemas que se suman a los propios que han propiciado ese fin del vínculo matrimonial. De este modo, cuando el divorcio es por causas vinculadas a adicciones y no solo a problemas afectivos, es vital buscar asesoría profesional.
Muchas personas se esfuerzan en hacer muy visible el problema de alcohol de su pareja. Pero este modo de hacer las cosas no es el más recomendable, ya que hay que limitar y reducir los casos a aquellos en los que sea verdaderamente demostrable su adicción.
La ayuda profesional es bienvenida en varios escenarios: en el propio del asesoramiento legal y en el del campo de acumular pruebas para demostrar que el grado de alcoholismo es real y está afectando a la convivencia familiar.
En cualquier caso, separarse de un alcoholico no es fácil, hay que buscar siempre el interés de la otra persona para que el proceso sea lo más cómodo posible, haciendo entender a todas las partes que el divorcio es la mejor fórmula a alcanzar.
Si a pesar de todos los intentos no ha sido posible llegar a un divorcio de mutuo acuerdo, la solución pasará por acudir a un proceso judicial que se alargará en el tiempo y en donde sigue siendo imprescindible el asesoramiento legal y jurídico.